Si nuestro instrumento hablara, ¿qué nos diría? ¿Le gusta cómo lo tocamos?. Tocamos un instrumento, pero ¿qué tan conscientes somos de las formas, la textura, el peso, las distancias, el espacio entre nuestro cuerpo y nuestro instrumento?. ¿Realmente sentimos nuestro cuerpo, sus reacciones cuando contactamos con el instrumento, con su vibración, su temperatura, su resistencia?
El tono muscular es la propiedad que tienen los músculos de mantener una mínima tensión de manera pasiva. Representa tanto el grado de la tensión muscular como su calidad. Al palpar un músculo normal sentimos cierta consistencia, y ese es su tono, burdamente, pero ejemplifica, es como el que se crea cuando la gelatina cuaja. El tono de reposo, contiene a las articulaciones en su lugar, el tono postural es el que nos permite mantener una actitud postural así como la adopción de diferentes posturas dentro de esa actitud. Una actitud postural óptima durante la interpretación ya sea sentado o de pie, evita el cansancio. Aquí intervienen las partes del cuerpo que llamamos elementos estáticos, por ejemplo la pelvis, el cuello, y la espalda. El Tono en acción es el que acompaña a la actividad muscular durante la acción, su grado de activación varía según las fuerzas a vencer. El tono en acción está relacionado con la fuerza muscular y tiene injerencia con los elementos dinámicos que varían según el instrumento que se toque, es decir, en las partes del cuerpo donde se produce movimiento, como los dedos y las muñecas. En equilibrio, al músico le ́facilita el control de la velocidad y los matices
La fuerza muscular es la capacidad que tiene el músculo frente a una resistencia, permitiendonos voluntaria (como levantar objetos, empujar, lanzar, sostener, exprimir, etc.).
La propiocepción tiene muchas funciones, pero básicamente es el sentido que informa al organismo de la posición de los músculos y la posición relativa de partes corporales contiguas, regulando la dirección y rango de movimiento, y permitiendo reacciones y respuestas automáticas. Interviene en la consciencia corporal y en la relación de sentir al cuerpo en el espacio. Poder tocar con los ojos cerrados, nos habla de una propiocepción bastante bien lograda.
Durante la interpretación, pocas veces reparamos en lo que produce la calidad del sonido, no por parte del instrumento, si no por el propio cuerpo, y cómo esto está íntimamente relacionado con nuestra salud física. En música, utilizar arbitrariamente el termino “fuerza muscular”, puede generar que la modulación consciente del tono muscular y consciencia de la propiocepción queden a un lado. Se le ha atribuido mucho peso a lo que la fuerza muscular puede lograr, como por ejemplo para la independencia de los dedos, para generar resistencia (entrenamiento muscular), para generar ciertos “tonos” como los agudos o para generar “fortes”, e incluso lo he escuchado en términos de control.
Hagamos los siguientes ejercicios para comprender más este juego de palabras y su importancia de usarlas bien para una interpretación saludale.
Cuando existen tensiones musculares equilibradas, aprovechamos la gravedad, nos conectamos con la propiocepción, el tacto y aprendemos a modular el tono muscular y la fuerza justa, el sonido resultante será por mucho, más cercano al deseado y además el acumulo de tensión muscular será menor, y si implementamos esto, en la vida cotidiana, nuestra corporalidad será de mayor calidad y disminuiremos el riesgo de padecer afecciones del aparato locomotor. Seguramente, el baterista de la película “Wiplash”, hubiera logrado una mejor gestualidad musical (¡esas pobres baquetas sangrantes!) si hubiera tenido al alcance estas nociones (por un auténtico maestro), pero en mi opinión, le era más importante “ser reconocido” que llegar a ser un “gran músico”.
Es ampliamente recomendado el trabajo de Evelyn Glennie, percusionista con déficit auditivo que desde su vivencia nos transmite “cómo escuchar realmente”.