Ya van a ser casi 10 años de que me lesioné la mano y el brazo derecho al estudiar guitarra clásica. Tenía 17 años y empecé a ir con un maestro en una casa de cultura. Recuerdo haberme obsesionado con desarrollar velocidad en mis dedos para tocar escalas, sobre todo con el medio y el anular que son de los menos ágiles para llevar a cabo esas tareas. Me esforcé tanto en lograr esto que me empezaron a doler los tendones que se conectaban con estos dedos y tuve que abandonar la práctica de la guitarra poco a poco. Cuando lo analizo creo que esta obsesión de tocar velozmente con esos dedos era una ansiedad irracional, un temor a que no llegara a desarrollar agilidad en estos dedos. En fin, además de haber padecido molestos dolores en el brazo y la mano después de este suceso, para mí significó una de las más grandes frustraciones de mi vida, pues incluso en esta época hice el examen de ingreso para la en ese entonces Escuela Nacional de Música, pero sólo pasé el primer filtro de habilidades musicales, pues a pesar de que sí presenté el examen de ejecución ya no pude prepararlo bien por mi lesión.
Empecé a buscar ayuda para mi brazo y recurrí a Medicina del deporte de la UNAM y a pesar de que recibí una gran variedad de terapias y tratamientos (impulso eléctrico, calor, ultrasonido, analgésicos) y realizar ejercicios de rehabilitación no mejoré, por lo que me pasaron con el ortopedista y este concluyó que tal vez era algo de orden nervioso.
Fui a ver a mi neuróloga del IMSS, quien me dio tratamiento después de revisar un electroencefalograma en el que tenía algunas irregularidades y me diagnosticara crisis focales motoras (una especie de epilepsia). A pesar del tratamiento, seguí padeciendo dolores en mi brazo. Esto duró casi toda mi estancia en la licenciatura de Historia en la UNAM. Poco a poco me fui acostumbrando a el dolor y a que si tocaba fuera con éste, lo que me provocó cierta resignación, frustración y cierta tendencia a deprimirme.
Pero seguí buscando soluciones: fisioterapias, algunas terapias alternativas, sin conseguir algún resultado. Hasta que un día me encontré en la página de Facebook de la comunidad de la E. N. M. un video sobre la distonía focal realizado por Sandra Romo, el cual me dejó impresionado por su especialización en atender las enfermedades que suelen padecer los músicos. Poco después escuché sobre la efectividad de sus tratamientos y fue así como me animé a contactarla.
Me diagnosticó un sobreuso de mis músculos intrínsecos y extrínsecos de mi mano y un desuso en los músculos del hombro. Al principio, siendo sincero, me costó trabajo entender esto, sobre todo por mi ignorancia sobre la conciencia corporal, que es uno de los conceptos claves que Sandra te enseña como parte de la terapia.
Creo que algo muy importante de la terapia de Sandra es que no sólo te ayuda a curar los síntomas de tu padecimiento con los medios de la fisioterapia (laser, ultrasonido, masajes) e incluso medios alternativos (acupuntura), sino que te ayuda a curar tu problema de raíz haciéndote consciente de que es lo que necesita tu cuerpo y como puede mejorar su relación con tu instrumento musica.
En mi caso me enseñó a mejorar mi postura al tocar la guitarra, lo cual fue muy importante, sobre todo para mi brazo y mano derecha, puesto que me enseñó a utilizar más mi hombro. Me enseñó ejercicios para mejorar mi postura y concientizarme de la relajación de esas partes de mi cuerpo y fortalecerlas.
Este proceso ha sido algo largo y debo aceptar que hubo momentos en los que perdía la paciencia, debido a que se me juntaban otras afecciones emocionales y el temor y ansiedad a no recuperarme. Además, al principio Sandra me había dicho que mi pronóstico era favorable a largo plazo. Pasó el tiempo y a los 9 meses Sandra me dio de alta y a los 10 meses me empecé a dar cuenta que con los ejercicios de calentamiento y estiramiento, que también me enseñó Sandra para antes y después de tocar, podía practicar más tiempo y me empecé a sentir cada vez mejor. Incluso me uní a una banda a la cual asistí un ensayo en el cual me fue muy bien tocando. Después de eso con algunas pequeñas molestias me he recuperado y vuelvo a tocar sin dolor y a practicar normalmente.
Actualmente ingresé a una banda de tributo a los Beatles y realicé con esto uno de mis grandes sueños de la infancia al tener mis primeras dos presentaciones. Esto me ha costado un poco de trabajo para acostumbrarme al ritmo de práctica y ensayo casi de un músico profesional, pero Sandra siempre me ha estado apoyando en este proceso. Todavía siento que debo seguir trabajando en hacer conciencia sobre lo que me dice mi cuerpo, fortalecerlo y cuidarlo, así como seguir trabajando en mi salud mental y emocional. Le estaré siempre agradecido a Sandra por todo lo valioso que me ha enseñado y ayudarme a realizar mis más anhelados sueños.