Todo comienza como algo sin importancia, una simple molestia, un pequeño error de coordinación, algo que es imperceptible y en ese momento comienzan las preguntas, los errores y muy en el fondo el miedo de aceptar que puedo tener algo más llamado la enfermedad del músico. Mi primera pregunta fue ¿qué estoy haciendo mal? Y como consecuencia llega el primer error, estudiar más, lastimarme más, presionarme más y saber que algo no está bien.

Es algo con lo cual uno no sabe afrontar la situación, mi primera opción en ese momento fue un ortopedista, después otro, luego un quiropráctico y así seguía la lista sin tener una respuesta concreta y sore todo sin poderme sentir cómodo de nuevo. Un simple movimiento que antes era cosa insignificante, ahora se convertía en algo que daba miedo. Así siguieron las preguntas, las dudas y en cierto momento el pensamiento de que esto había acabado, ya no estaba en condiciones para seguir siendo un músico profesional de alto rendimiento.

Después de tanto buscar información, leer artículos sobre lesiones en músicos y comparar mis sintomas con las cosas que leía supe finalmente que yo tenía una lesión. La pregunta fue ¿ahora qué?. Tuve la gran fortuna de conocer a Sandra Romo, fisioterapeuta especializada en lesiones de músicos, quien hizo de todo este sufrimiento un viaje donde conocí mi cuerpo, donde recordé la importancia y el porqué decidí ser músico y muchas cosas más.

Fue un proceso de poco más de un año y medio. Recuerdo muy bien aquella primera cita, la evaluación, donde mis sentimientos estaban encontrados. Por un lado, emocionado por comenzar algo que podría ayudarme y por otro el sentimiento de que mi diagnóstico fuera algo feo y pusiera fin a mi carrera. Sus palabras fueron de aliento al saber que tenía Distonia Focal pero con terapia y mucha paciencia esto saldría adelante. Así pasaron semanas donde dicaba más horas a los ejercicios de la mano que al instrumento, momentos en los que sentía que un pequeño avance era algo increíble y momentos donde quería tirar la toalla y dejar todo. así fue todo este proceso hasta el punto en que ahora «afortunadamente» no recuerdo que fue de la distonia.

Aprendí que la razón principal de ser músico no es por la satisfacción personal que la música nos puede brindar. No se trata de competir con nadie, de permitir que nuestro ego nos lleve a tal grado de presión que termina esto en problemas más severos. Ahora disfruto cada momento que toco para mi, conozco mi cuerpo, saber cuando me pide ayuda, se cuales son mis límites y lo más importante el significado de mi pasión.

Estaré toda mi vida agradecido con Sandra Romo por toda esta ayuda y regresarme al camino.

Jahaziel Aram Becerril Marin.

Clarinetista

Orquesta del Teatro de Bellas Artes Ensamble florestan