Sandra Romo

Miércoles, 1 de noviembre de 2017

Recordemos que tanto el músico profesional como el amateur se exponen a fuertes demandas físicas y que están en riesgo, al igual que los deportistas y bailarines, de lesionarse en un porcentaje muy alto (entre 60 y 80% según diferentes estudios). Al tocar un instrumento el cuerpo se ve obligado a mantener la misma postura por largos periodos de tiempo y muchos instrumentos fomentan el exceso de asimetría en el cuerpo y posturas anti-fisiológicas. Por otro lado, un aspecto que poco se toma en cuenta, es la propia anatomía que muchas veces puede volverse un reto a la hora de tocar un instrumento en particular. El estrés elevado derivado de complacer a maestros, a la audiencia o por simple exigencia personal, causa mayor tensión muscular y posturas inadecuadas y también conllevan a lesión. Los músicos trabajan con el cuerpo y a diferencia de deportistas no tienen “métodos de entrenamiento”; por ejemplo, la mayoría de los músicos aumentan sus prácticas previo a una presentación con el riesgo de provocar fatiga muscular y lesiones por sobreuso, mientras que los deportistas antes de una competencia, bajan su nivel de entrenamiento para conservar más energía. A la mayoría de los músicos “no les da tiempo” (o, ¿no se dan el tiempo?) para hacer ejercicio, lo que les limita su atención y consciencia corporal en manos y dedos. Un factor de riesgo poco hablado y muy importante en músicos es que el aprendizaje musical suele carecer de Educación Somática (del cuerpo). El movimiento muchas veces es aprendido y memorizado más “mecánicamente” que con consciencia. Por ello, una vía de prevención es a través de una adecuada consciencia corporal, que involucre a todo el cuerpo, así como una comprensión de la anatomía y fisiología básica. La prevención es la clave para una carrera más larga y libre de dolor o alteración de movimiento.

Tener consciencia corporal no es lo mismo que llevar a cabo un entrenamiento o acondicionamiento físico. La mayoría de las actividades físicas tienen como fin un mejoramiento estético y de salud (atendiendo aspectos cardiovasculares, de flexibilidad, fuerza, etc). En nuestra sociedad actual, la mayoría de las personas no reparan en sus sensaciones, ni suelen darse cuenta qué partes del cuerpo están demasiado tensas y cuáles están más bien sin activación muscular y es ahí donde la consciencia corporal interviene para poder hacer una elección sobre cómo usar el cuerpo manteniéndolo cómodo y no fragmentado e inhabitado.

La consciencia corporal es sentir al cuerpo. Al atender las necesidades más básicas, estamos haciendo consciencia corporal, nuestra necesidad de ir al baño, de movernos cuando nos quema el sol, de nutrirnos e hidratarnos, de movernos cuando nos incomoda la posición, de ajustarnos la ropa o desajustarla para estar más cómodos. La consciencia corporal es integrar también lo que sucede con el cuerpo según el vínculo con los demás, según las vivencias, según la personalidad, según las emociones y es atender a los cambios de tensiones musculares (activación-relajación), la coordinación, la respiración, la temperatura, la presión, vibración, el cansancio, el dolor.

Consejos útiles para mejorar la consciencia corporal:

  • La consciencia corporal primero debe trabajarse “fuera” del instrumento. De nada sirve inyectar la atención sólo cuándo se está tocando, porque eso conlleva a que la atención auditiva opaque la consciencia de todo el cuerpo, y porque mejorando la consciencia corporal sin el instrumento dará las pautas para acrecentarla al tocar
  • En actividades como comer, dormir, manejar, permanecer sentado o de pie, dirige tu atención hacia tus sensaciones desde la cabeza a los pies, puedes recorrer diferentes partes del cuerpo buscando zonas que estén demasiado apretadas (como el ceño, la mandíbula, la región lumbar, los dedos de manos y pies), demasiado flojas (como rodillas hiperextendidas, cuello adelantado, espalda encorvada), puedes apretar más y luego soltar y visceversa, soltar para luego activar.
  • Cuando te vayas a dormir, recorre tu cuerpo y busca si te encuentras realmente cómodo, o si el cuello, la pelvis no están cómodas, haz los ajustes que necesites y permite que la gravedad haga su trabajo en ti, déjate caer completamente fundiéndote en la cama, revisa si alguna parte del cuerpo se está apretando, aprieta más, y luego suelta con una respiración profunda.
  • Toma clases principalmente de Educación Somática, Cadenas Musculares, Feldenkrais, Alexander y Eutonía, en las cuáles se te guiará a diferentes posiciones y posturas para mejorar tu autoconsciencia y te darás cuenta que el cuerpo más equilibrado es mejor habitado.
  • Habita tu cuerpo soltando la mente, pues las preocupaciones, los pendientes, los agobios nublan nuestras sensaciones, para ello, realiza algunos estiramientos que disfrutes, que te hagan sentir bien para darte una pausa y darle atención a tu cuerpo antes de retomar tus actividades.
  • Al tocar, cierra los ojos, intenta sentir qué partes de tu cuerpo se mueven, cuáles se quedan fijas, cuáles se cansan antes. También realiza movimientos más lentos y con menos fuerza para que hagas consciente si el movimiento es pleno o surgen otros movimientos para compensar o sustituir

La consciencia corporal es el mejor camino de prevención, tal vez en ello radique que algunos músicos no se lesionen o que salgan mucho más rápido de una lesión que otros. Invierte en tu cuerpo, te traerá mucha satisfacción.