Sandra Romo

Viernes, 21 de julio de 2017

¿Quién no está sujeto a frustrarse por la crítica de los demás o si las cosas no resultan como uno desea? Todos. Pero hay niveles de experimentarla, en la personalidad anancástica, esta frustración es con mayor magnitud.

¿Ser perfeccionista es deseable? Depende, pregúntate: ¿Me ayuda a disfrutar y me hace feliz o me genera tensión y angustia? Revisa profundamente dentro de ti, ahí puedes encontrar tu respuesta. Si por ejemplo, estás perfeccionando tu técnica, ¿recurres a material de apoyo o ejercicios que disfrutas, si te equivocas aprendes de tus errores, modificando posiciones y movimientos, y con todo esto encuentras placer, disfrutando el proceso de aprendizaje? O por el contrario, ¿consigues material complejo para el nivel en el que te encuentras, insistes en pasajes que no te están saliendo bien, tensas la mandíbula y los hombros cada vez que algo no te sale, y a pesar de las horas continuas de estudio, terminas frustrado porque sientes que no fue suficiente?

A continuación les comparto algunas de características presentes en una personalidad anancástica:

  • No actúan espontáneamente, pues existe miedo a que las cosas se salgan de control.
  • Su sentido de responsabilidad y del deber, es muy alto, aunque paradójicamente suelen estar sujetos a procrastinación constante que es dejar asuntos pendientes, sobre todo cuando son relativamente importantes. Algunos han llegado a la conclusión de que el perfeccionista posterga porque no quiere empezar dicha tarea hasta que las condiciones sean las correctas (perfectas).
  • Delegar funciones, también es un reto para la personalidad anancástica, pues temen que las cosas no salgan a su manera.
  • Dar clases, se padre o madre siendo perfeccionista será con exceso de limites y exigencias.
  • Suelen estar dedicados excesivamente a la productividad con exclusión de las actividades de ocio y de las amistades.
  • Experimentan ansiedad si se salen de la rutina, elevado sentido de la moral, de la pulcritud y de la disciplina, teniendo una gran conciencia jerárquica.
  • El perfeccionista cree en su verdad y se deja ayudar muy poco por lo que para psiquiatras y psicoterapeutas puede ser un reto terapéutico.

Su punto de quiebre -lo que hará que consulte a un especialista-, no será el perfeccionismo per se, si no más bien una crisis de ataque de pánico, ansiedad crónica, cuadros depresivos, como resultado del acumulo de frustraciones encerradas en estas autoexigencias.

La buena noticia es que se puede reinvertir el perfeccionismo y transformar lo negativo en positivo, y lograr en cierta medida y no en exceso, la responsabilidad, el control, el anticipo, el cuidado, la preocupación por los demás, desear no equivocarse.Hay que saber desear pero sutilmente, suavemente, porque el perfeccionista desea compulsivamente. Un activador para que un perfeccionista se de cuenta de que necesita trabajar en soltar y abandonarse en simplemente disfrutar, puede ser a través de otro perfeccionista que haya trabajado en si mismo, pues bien modulado, un perfeccionista puede echar a andar su creatividad, aprender a adaptarse, volverse más flexible, recuperar el placer en actividades que le sean cómodas y lograr éxitos y satisfacciones, te lo dice una perfeccionista que reconoce que las cosas no saldrán siempre como uno las imagina, pero que al dejar que fluyan y de vez en cuando exigir (y exigirse) menos para disfrutar más, trae como resultado menos frustración y mayor felicidad.

La recomendación, si te sientes identificado, es que acudas a un psicoterapeuta y si éste considera que necesitas medicamentos, te puede sugerir que acudas además, con un médico psiquiátra.