Sandra Romo

Miércoles, 19 de julio de 2017

Creados de diversos materiales, formas y tamaños, es un hecho que los instrumentos no fueron creados para prevenir incomodidades físicas en los músicos sino más bien para producir los mejores sonidos. Por nuestra parte, nada más en el antebrazo y mano contamos con 39 músculos que permiten los movimientos de muñeca y dedos y se necesitan entre 400 y 600 actos motores para conseguir de 20 a 30 notas musicales. Durante la interpretación, el sistema nervioso dirige a los demás sistemas involucrados. Tenemos estructura gracias a los huesos; logramos una serie de movimientos coordinados, precisos y en equilibrio debido a la sinergia de músculos, tendones y ligamentos. Con nuestros ojos leemos la partitura, vemos a otros músicos y/o al director de orquesta y al oír, nos relacionamos con nuestro propio instrumento, los demás instrumentos y otras señales acústicas.

Te hago una sencilla pregunta. ¿Qué es mejor, que el instrumento se adapte a ti, o tú al instrumento? Imaginemos la posición de un guitarrista (prueba hacer de mimo con una guitarra imaginaria). Se encuentra sentado, con la guitarra sobre su pierna izquierda, llevando su tronco también hacia la derecha con su cuello mirando hacia el mástil, a la izquierda, su mano derecha (la de rasgueo) mira hacia abajo y su mano izquierda (la de traste) mira hacia arriba, su pierna izquierda descansa sobre el apoyapié. Traslada a ese mismo guitarrista a una reunión social. Visualizándolo desde arriba, observa que mueve sus dedos, demasiado rápido. Agrega a más personas a esa reunión. Pon en cámara rápida la escena, y fíjate como todas las personas, excepto una, mueven sus manos, se paran, se sientan, giran, cruzan y descruzan las piernas, apoyan su cuerpo hacia delante, hacia atrás. Con ese efecto de ir en cámara rápida, puedes observar todo el rededor con mucho movimiento, todos parecen ratoncitos, mientras que los dedos del guitarrista van muy rápido, lo demás en él, es muy lento, es lo único que no cambia. Ponle Pausa. Pasaron 3 o 4 horas. ¿Habías tomado consciencia que muchas partes de tu cuerpo son muy estáticas y otras muy dinámicas? Agrégale peso, un saxofón, puede llegar a pesar 3 kilos y la mayor parte de ese peso es soportado por el pulgar, o agrégale altura, como el contrabajo. ¿Alguna vez habías reparado en el sobre-esfuerzo para adaptarte a tu instrumento o para transportarlo? Hay personas que están en búsqueda de lograr lo mejor, que en la medida de lo posible, sea el instrumento el que se adapte a ti, y no al revés. Precisamente, ese es el principal objetivo de la ergonomía, “diseñar los equipos y los trabajos de manera que sean éstos los que se adapten a las personas y no al contrario”.

Aunque durante mi práctica profesional atribuyo un gran peso a la prevención y tratamiento de las lesiones en músicos a través de organizar movimientos y de precisar posiciones y posturas de acuerdo a la persona y al instrumento, estoy abierta a mejoras tanto dentro como fuera de los instrumentos, a través de innovación de accesorios o adaptaciones que logren que los instrumentos sean más cómodos.

Algunas personas han osado, pese a la crítica social (tal vez por resistencia al cambio) y tal vez después de una lesión, a mejoras ergonómicas para lograr mayor respeto a la fisiología corporal. Ejemplos de ergonomía en los instrumentos, los tenemos en sillas como las hidráulicas, rebajes del cuerpo de las guitarras eléctricas, soportes para la guitarra acústica que sustituye al apoya pie, talís/straps ergonómicos, soportes de pulgar para instrumentistas de viento, descansos/soportes para barbillas de violinistas (rest shoulders), baquetas ergonómicas, algunos instrumentos ergonómicos como un bajo que cuenta con una torsión en el mástil en la parte más distal logrando así que la muñeca se flexione menos y como el de un violín que se abraza el cuello en vez de que sea el cuello del violinista el que se incline hacia el violín.Definitivamente la prevención o la cura no radica solamente en usarlos. Sin embargo, al usarlos uno mismo puede sentirse más seguro si ya hay una lesión existente, y más cómodo si aún no hay lesión.